martes, 25 de febrero de 2014

LetiSR

Hola!
En el último post, os conté que una de las cremas que seguía usando a día de hoy, es LetiSR con color. Leti con color es como una BB cream, pero con tratamiento anti-rojeces.
De este producto os puedo contar que si que noté más mejoría al principio de echármela, pero luego noté como que me había estancado. La sigo usando por las siguientes razones:

  • Ensucia la piel menos que un maquillaje
  • Cubre rojeces medianamente bien
  • El tono me parece correcto y adaptable
  • A pesar de su textura, más bien untosa, hidrata pero no engrasa
  • Lleva protección solar de 20, que para diario en ivierno, me dijo mi dermatóloga que estaba bien.
No salgo de casa sin ponérmela, bajo ningún concepto, y la derma me alabó el hábito. Es verdad que no cubre como un maquillaje y que no es tan duradera como éste, pero para diario está bastante bien. Si que os recomiendo que busquéis dónde comprarla al mejor precio, porque he llegado a pagar casi 30€ por ella, actualmente encontré una farmacia dónde me la venden a 17€ con algo y ahí me he quedado. Me suele durar un par de meses el tubo, depende de cómo tenga la cara, claro.

 Aprovecho y  os dejo el enlace a un post que nos habla de las rojeces, cuidados, fototipos de piel y de un serum de LetiSR anti-rojeces con efecto anti-edad. Desconocía la existencia de este producto, pero no me parece muy caro y ya que estoy tan contenta con la calidad de la marca, estoy pensando probarlo. Si que conocía las cápsulas, pero no sé yo si van a funcionar. Si me decido os contaré la experiencia, por supuesto, pero si hay alguien que haya probado las cápsulas y/o el serum, os agradezco opiniones.


 http://blog.lafarmaciademodesta.com/2013/07/novedad-en-el-cuidado-de-la-piel-sensible-con-rojeces/#.UwyJs_l5OSp

jueves, 20 de febrero de 2014

En busca de una solución

Como os conté en el post anterior, el día que me salió la rosácea, salí de mi casa con normalidad, fue al llegar cuando me llevé la sorpresa.

Cuando me miré al espejo tenía la cara irritada y las mejillas llenas de unos granos muy raros, que eran por dentro. Pensé que era una reacción tipo alérgica, desencadenada por el estrés que había tenido los meses anteriores.
A mi me pasa algo que te pasará a ti también, o al menos le pasa a mucha gente, cuando creo que algo es de una determinada manera, no hay quien me saque de la idea. Así que, me empeñé en que era algo de origen psicosomático y que por lo tanto, se quitaría solo.
Tras unas semanas sin mejoría, aplicándome cremas para piel reactiva, fui a una homeópata. Estuve 3 meses perdiendo el tiempo, la consulta me costaba unos 80€, más los medicamentos homeopáticos. Estaba desesperada, la doctora decía que tenía que tener paciencia. Yo ví cómo se me llenaba la línea del pelo  y las cejas de dermatitis seborreíca, que tan bien había controlado a lo largo de los años, los ojos de orzuelos y la espalda y el escote de granitos como los de la cara. Además, tenía unas caloradas como las de la menopausia, ¿qué era eso?, en la vida había tenido un orzuelo, parecía un monstruito!, ni me atrevía a maquillarme...
Al final decidí ir al dermatólogo, desesperada y si hubiera decidido ir antes, igual me hubiera ahorrado marcas en las mejillas, poros dilatados por toda la cara, venitas y la textura de piel cambió...

El primer dermatólogo que visité, fue el Dr. Román Miñano García. Busqué y busqué por foros y la gente hablaba muy bien de él, al final me decidí a ir. El Dr. Román tiene la consulta en Madrid, en carabachel, no hace falta pedir cita, atiende según orden de llegada y el precio de la consulta ronda los 30€, que me parece medio decente, tal y como están los precios en la medicina privada.
Al primer vistazo, me dijo: ROSÁCEA. Yo no tenía ni idea de qué era eso, el doctor me dijo que la alimentación influía en la enfermedad y que evitara azúcares refinados, harinas no intregrales, bollería, dulces... Además me recetó un antibiótico oral, un complemento alimenticio de soja para las caloradas, la crema leti antirrojeces con color, para disimular las rojeces y un limpiador suave, hasta entonces yo usaba el limpiador de avane cleanance gel, y me resecaba mucho en aquel momento.

No os puedo decir exactamente el primer antibiótico que tomé, porque me salían unas yagas tremendas en la boca y me lo tuvieron que cambiar, si os puedo decir el segundo antibiótico que tomé y que fue el que me corrigió el brote, aunque os recuerdo que hay que tomarlo con receta y bajo supervisión médica. Os lo cuento ahora mismo.

Al poco tenía una cita en el derma de la seguridad social y acudí para tener una segunda opinión, este doctor corroboró el diagnóstico y añadió al tratamiento diane 35 diario.

Os cuento el tratamiento definitivo, que tomé durante 4 meses:

-Minocin, atibiótico oral, una cápsula al día.
-Diane 35 diario.
-De forma local, antibiótico en crema  Rocex, me la ponía por la noche.
-Limpieza suave, yo usaba un limpiador  de La Roche Posay, Solución Micelar Fisiológica 400 ml, que tengo que decir que no me limpiaba en absoluto y tenía la piel muy sucia.
-Complemento de soja, de los recomendados en menopausia.
-Pautas alimenticias, evitando azúcares y harina refinados.
-Hidratante de Avene Hydrance Optimale Uv20 Ligera 40ml, por la noche.
-Crema con color Leti antirrojeces por la mañana, os la recomiendo fervientemente, porque a día de hoy la mantengo, es como una bb cream pero con tratamiento par rojeces.

Os adjunto las fotos más abajo. No olvides que este tratamiento lo debes tomar bajo supervisión médica.
El tratamiento me dió resultados en un mes, desaparecieron todos los granos, los orzuelos, mejoró la dermatitis seborréica... fue un cambio radical, lo único que no mejoré fueron las rojeces y las caloradas.

Espero que os sirva, en el próximo post os contaré las siguientes visitas a dermatólogos y las diferentes cremas que he ido probando una vez pasó el brote, para tratar las rojeces y las caloradas, que no desaparecieron nunca.
Te agradezco que te animes a contar tu tratamiento y tu experiencia con la rosácea.

Un beso y ánimo, todo pasa!








martes, 18 de febrero de 2014

Precuela de una rosácea...

Hay tantas cosas que contar que podría escribir un post que durara una semana de lectura, pero la intención no es soltar un rollazo imposible de seguir, intentaré dosificar información para que sea lo más ameno y dinámico posible.
Supongo que lo mejor para este primer post, será que conozcas un poco mi comienzo con la enfermedad, así podrás hacerte una idea de mi nivel de mi veteranía al frente del manejo de la sintomatología.

Allá va:
Yo empecé con mi primer brote de rosácea allá por septiembre de 2010, a mis recién estrenados 27 años... Tras un periodo de estrés continuado, y de la mañana a la tarde, la cara se me llenó de unos granos muy raros. Claro que yo ya había padecido algunos síntomas a lo largo de mi vida, que relacioné, una vez me diagnosticaron la enfermedad.
Cuando era pequeña tendía mucho a sonrojarme, luego, a lo largo de los años, y ya en la adolescencia, tuve dermatitis seborreica en el cuero cabelludo y las cejas, la verdad es que no me preocupó nunca, la manejaba bastante bien y tenía sus periodos. Ya en la universidad, la dermatitis estaba bastante controlada, pero los episodios de brushing siempre habían continuado; cuando me daba corte algo, cuando bebía una copa de vino, cuando me exponía a un cambio de frío-calor típico del invierno... Tengo que decir que por aquella época me parecían hasta graciosos, me veía muy mona yo con mis coloretes, no me imaginaba lo que podría venir después...

Casi dos años antes de mi primer brote, me salió en la cara un circulito de unos 2 cm de diámetro, perfectamente delimitado, que se volvió áspero y un poco poroso. Me preocupó, yo siempre había tenido la piel perfecta, nada de acné, nada de poros, tenía un cutis de muñeca, mis cuidados se reducían a un gel limpiador y una crema hidratante ligera, ambos de Avene, porque si que a veces tenía brillos en la nariz. Acudí a la seguridad social. La dermatóloga que me vió, me dijo que no era importante y me dió unas muestras de una cremita , cuyo nombre no puedo recordar, pero que no me hizo ningún efecto. Seguí con mi circulo, y dejé de darle importancia.

Así que aquel día de septiembre, me levanté por la mañana tan mona yo, totalmente ajena a lo que se me venía encima. No solía maquillarme mucho, un poco de colorete (que jamás volvería a usar), un poco de lápiz negro y rimel, y salí tan pancha, sabiendo que era el día en que ese periodo de estrés que arrastraba desde mayo de ese año iba a acabar, al terminar un examen que tenía pendiente...